El Salon de Clase

¡Hoy No!

Hoy no vamos a aprender nada importante, nos dijo el maestro.

Hoy solo saldremos a dar la vuelta, dijo.

Hoy solo daremos la vuelta al patio, al cerro, al monte,… al cielo,…

No comprendimos que estaba pasando, que estaba diciendo, que nos pedía, que era lo que quería. No nos quería sentados, no nos quería quietos, no nada de eso, nada cotidiano de un salón de clases, no apuntaba nada en el pizarrón.

Nos invitaba a dar la vuelta y nosotros no salíamos del asombro, ni del salón.

Nos invitaba a tomar la libertad de correr y caminar por el patio y por el cerro y por los cielos y nosotros no podíamos ni mover las piernas.

Cuando lo logramos, comenzamos por una pequeña caminata, no muy rápida, alrededor del patio. Después fuimos a dar al cerro donde nos llevaron las piernas por estrechas veredas llenas de plantas y enredaderas. Nos mojamos y nos perdimos varias veces en esos caminos lodosos donde los zapatos no querían quedarse en nuestros pies y enamorados del barro se resistían a salir con el pie.

Nos cayeron dos que tres chubascos, dos que tres tormentas y después los monos aullaron. Las piernas nos llevaron con el maestro a la casa de donde vivían nuestros abuelos, los que no bajaron de la montaña, los que se quedaron y el maestro nos los presentó.

Llegamos al mar donde comienza la vida, donde se pone el Sol, donde la Mar enamora, y fueron los brazos quienes nos adentraron, y fueron los oídos los que vieron y cantaron y fueron los ojos los que escucharon y comprendieron.

Fue de esta forma como nosotros ya no estábamos en un salón de clase. Fue como nos fuimos saliendo de éste. Fue con nuestros hermanos, con nuestros abuelos, con nuestros pájaros, monos y tigres que nos fuimos a dar la vuelta. Fue con la ceiba y con el pino, con las olas y con el río, que empezamos a conocer el mundo, fue con los parques y calles que nos mostraron la vida.

Hoy no hay lección, hoy no hay más que ellos y nosotros, que somos uno.

Hoy nuevamente me di cuenta que mientras la maestra hablaba yo estaba observando el patio, el cerro, la selva, el desierto, la mar, la ciudad, por la ventana del salón.

Y hoy nuevamente no, no salimos del salón de clases.

alf…