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  • El cielo es de agua…

    -El cielo es de agua.

    Pues sí, así afirmó un día soleado Mafalda y señalaba el cielo azul. Yo con una sonrisa le dije que el cielo no era agua, pero ella repitió su afirmación:

    -El cielo es de agua.

    Pantin, Galicia.
    Pantin, Galicia.

    Al principio fue todo relativamente sencillo, pues no quería entrar en detalles y le dije que en el cielo había aire pero no agua. Pero no, la afirmación era contundente:

    -El cielo es de agua.

    Me vi forzado a desempolvar un poco mi memoria y buscar datos que ayudaran a mi explicación. Fue así que recite los datos que recordaba de mis clases de física y astronomía. Le expliqué de manera muy sencilla  que en la atmósfera lo que hay es aire que son gases que son partículas pequeñitas.

    Pero mi explicación no le pareció lo suficiente y re insistió:

    -El cielo es de agua.

    Yo al ver que no la convencía le lancé la pregunta que yo tanto temía cuando Mafalda la hacía:

    -¿Por qué es el cielo de agua?

    Ella me respondió casi extrañada: – Pues porque es azul y el agua es azul.

    A lo que me vi forzado a buscar argumentos, excavando aún más en mis recuerdos para encontrar los datos. Fue así que le conté que el color del cielo es el resultado de la luz del sol dispersándose por las partículas en la atmósfera superior. El cielo se ve azul ya que la onda de luz del sol al entrar en la atmósfera chocan contra las partículas del aire, que son gases, y se dispersan en todas las direcciones. Al tener la luz azul  una onda más corta choca más fácilmente con las partículas de la atmósfera, mientras las otras ondas evaden el choque por ser más largas. Por esta razón  la onda azul  se dispersan más fácilmente en las partículas de aire y es por eso que vemos el cielo de color azul. Le expliqué que era algo parecido a lo que pasaba cuando la luz blanca choca con una pared roja y las luz roja era la que era reflejada y las otras no. También le explique que el agua se ve azul pues es como un espejo que refleja al cielo azul.

    Pero ella movió la cabeza negando y me repitió:

    -El cielo es de agua, porque es azul como el agua y además sino como explica uno que cuando llueve cae agua del cielo.

    Me vi forzado a volver a mis datos y contarle que nuestra atmósfera está formada por gases y el agua se encuentra en forma de nubes, es decir de forma gaseosa en el cielo y cuando llueve cambia a la forma liquida y cae a la tierra.

    Poniendo cara de paciencia como cuando se habla con alguien que no entiende,  Mafalda me siguió explicando:

    -Mira que sí, que cuando llueve es que el agua cae a la tierra, pero no siempre cae a la tierra otras veces se cae para arriba y cuando no hay nubes podemos ver clarito que el cielo es de agua, pues se ve azul y está allá arriba el agua.

    Con una sonrisa le dije que no era así, que arriba de nuestra atmósfera se encuentra el espacio exterior y que allí hay muy pocos gases, es más, hubo un tiempo que se consideraba vacío y se le llamaba éter. Sin embargo, ahora sabemos que no está del todo vacío, que está compuesto de radiación electromagnética, partículas cósmicas, neutrinos sin masa y lo que se le ha denominado como materia oscura y si es el caso que haya hidrógeno no necesariamente hay agua.

    Note que mis datos y explicaciones no llegaban a convencerla pues después de un rato volvió a afirmar:

    -El cielo es de agua. Mira que el cielo es de agua pues es azul y es por eso que llueve y cae agua del cielo y esta está allá arriba en el cielo y hay veces que llueve para abajo y otras para arriba que es cuando se evapora el agua, pues es lo que he observado.

    Ante la negativa de dejarse convencer le dije que eso era falso. Ella volteó y me dijo:

    -Mira que ya te explique yo, que es lo que he observado y tu no entiendes.

    Yo le dije que era ella la que no entendía que el cielo no es de agua.

    A lo que contestó:

    – Demuéstralo.

    alf-redo-Ik…mil-puertas-Viento

  • Los misterios de la cerveza.

    2 de junio de 2020

    Lev Jardón Barbolla

    Desde hace una semana regresó el tianguis a Santa Úrsula, pero fue hasta hoy que el número de puestos se acercó al normal. Los tianguistas hacían recuentos, unos de sus muertos -recuentos que no figurarán en las cifras oficiales pues muchos no fueron ni siquiera recibidos en un hospital-, otros de la situación en la central de abastos y otros más de la panoplia de artilugios para la prevención del contagio del SARS-Cov2. El mejor de estos últimos es la cachucha con careta de plástico abatible, incluida con un ingenioso sistema de broches; había quizá decenas de puestos que las vendían, tanto a las mujeres y hombres de los puestos, como a la clientela.

    En el camino de regreso, una estampa me llamo la atención. De un camión de la cervecería Modelo, tres trabajadores descargaban afanosamente cajas de cerveza. Un transeúnte, entre tantos que miraban con admiración y esperanza la llegada de la buena nueva de la fermentación alcohólica, de acercó y prácticamente suspirando   se dirgió a un cargador al que aparentemente ya conocía “¿o sea que ya van a volver a venir a repartir?, ¡Ya vamos a tener caguamas!”, Mientras otros mirones a su lado celebraban… Ojalá que el personal médico le merezca un día a la concurrencia la misma devoción. Digo a la concurrencia de la calle, porque está visto que a los gobiernos, les importa poco si los médicos tienen el material para hacer su trabajo sin contagiarse de COVID-19.

    Caminé un poco y me quedé pensando varias cosas. La primera, que el vecino estaba muy mal informado, porque es bien sabida la existencia de una tienda que incluso en los fines de semana de ley seca, no ha dejado de vender cervezas a los beodos de la cuadra. Éstos, desde que empezó la pandemia han extendido con mucho profesionalismo sus tertulias en la esquina a un régimen de miércoles a domingo, en lugar de la simple borrachera de viernes.

    Pero luego pasé de analizar el consumo al  eterno problema de la producción. Se supone de que hasta ayer 1 de junio estaba paralizada la producción nacional de cervezas, como parte de la «sana distancia» frente a la pandemia, y que justo ayer se reinicio está actividad, junto a otros asuntos «esenciales» como el saqueo de minerales por el capital transnacional y la destrucción de la naturaleza para llevar edificar desde armatostes que dicen ser torres de departamentos hasta aeropuertos o trenes. Claro, no se puede olvidar la otra actividad esencial, la de fabricar autopartes y piezas para la industria armamentista del imperio del norte. El show debe continuar y si no hay show, al menos la acumulación de capital.

    No soy experto en Saccharomyces cerevisiae (la levadura que fermenta la cerveza, el vino y el pan), pero aquí hay lago raro. Resulta que se supone que apenas 36 horas después de ”reiniciada» la producción ya hay cerveza embotellada en la puerta de la tiendita. ¿A qué hora se malteó la cebada? ¿A qué hora se fermentó? ¿Que hora se gasificó? ¿A qué hora de embotelló? Tal vez alguien del clan de Mariasun o de los señores de Heineken sepa la respuesta al primer misterio….

    La hipótesis más obvia puede estribar en las retención del producto. Durante dos meses los jeques del cartel cervecero Heineken-ABI-InBev retuvieron el producto (nadie les prohibió distribuir), generaron desabasto artificial, ellos mismos abastecieron por abajo del agua al mercado negro con cajas de cerevza, se vendieron carísimas y se forraron, oooootra vez, de billetes. 

    Otra opción, un grado más paranoica, es que en realidad las fábricas nunca pararon, y viendo cómo se ha manejado la política respecto a las maquiladoras de la frontera que, no conformes con explotarlas, han seguido exponiendo a sus empleadas al contagio, uno tiene razones para pensarlo… Pero, ¿Por qué habría de ser uno más paranoico que eso?…

    Por el segundo misterio de la cerveza. La producción de cervezas en México crece y crece todos los años. Para hacer 1 litro cerveza se necesitan entre 200 y 300 gramos de cebada y unos 10 litros de agua. Pues bien, con las oscilaciones normales del caso, en promedio, si usted toma toda, repito TODA la producción de cebada en México (lo cual supone que ni un gramo se usa para hacer pan, o para darle de comer a un caballo), está no alcanza sino para fabricar la tercera parte de los 120 millones de hectolitros de cerveza que se hicieron en 2018.

    Un paréntesis sobre el agua. Grupo Modelo afirma que sólo ocupan 3.7 litros de agua por cada litro de chela, pero esa cuenta sólo habla de la etapa final de la producción. Si se cuenta el agua necesaria para el riego de los cultivos de cebada, se llega la friolera de 160 litros de agua gastada por litro de cerveza; 12 000 000 000 de litros de cerveza x 160 litros de agua… son muchos litros, y luego no faltará el idiota que afirme que escasez de agua en Iztpalapa es por el crecimiento demográfico.

    Pero volvamos sobre el misterio de la cebada, simplemente no alcanza para producir 120 millones de hectolitros. Claro, dirá usted, para eso se importa cebada. Pero el volumen total de importación de cebada solo explica otros 40-45 millones de hectolitros (y de nuevo, ni un granito debe usarse como forraje ni como harina para que está ecuación se pueda sostener). Siguen produciéndose entre 35 y 40 millones de hectolitros más de los que deberían poderse fabricar… ¿Que a lo mejor le echan maíz a la cerveza? Bueno, puede ser, pero si ese es el caso, vale la pena recordar que el maíz es un bien escaso en México. Desde hace años batallamos para hacer las tortillas e importamos el 40% del consumo nacional, y ese maíz que importamos casi seguro trae residuos de glifosato o peor aún del herbicida 2,4D. Así que invocar al maíz en este caso no es precisamente tranquilizante desde el punto de vista ontológico.

    No quisiera amargarle el trago (para eso está, suponiendo que lo tiene, el lúpulo), menos después del desabasto. Pero esa cerveza misteriosa que se fermenta, embotella y distribuye en 36 horas y se fabrica con tan poco cebada… ¿De que estará hecha realmente?…

  • Efectos inesperados de la cuarentena: mis propios absurdos epistemológicos.

    8 de mayo de 2020.

    Lev Jardón Barbolla

    Este texto será aún más anecdótico. Comencemos reconociendo que  el encierro es por  definición una condición  inhumana. Pero desde ahí me encontrado con un efecto positivo inesperado…

    Son ya casi 7 semanas de confinamiento. Desde hace seis semanas, casi sin darme cuenta estoy tomando en promedio apenas una taza y media de café al día. Debo decir que la homoscedasticidad ha sido pasmosa, con lo que los días más cafeínicos he tomado dos tazas y los días más ligeros, solo una. Antes de la cuarentena, tomaba en promedio 4 tazas; los picos altos, no los menciono para no asustar a nadie, los bajos eran tan raros que contribuían poco a la estadística.

    Entonces, una serie de descubrimientos inesperados sobre el propio cuerpo. Aún mientras hago ejercicio, mi presión arterial ha  estado a la baja, nunca fue alta, pero ahora es extraordinariamente estable. Duermo relativamente bien, no tengo gastritis y la colitis casi desapareció. ¿Quien lo diría? Pero más aún ¿Será mi descubrimiento suficientemente novedoso como para mandarlo a The Lancet?  ¿Si no cabe en The Lancet, cabrá en una conferencia de rosca de las tantas que hay al día (esas en las que el funcionario y los periodistas se hacen ídem)? …

      ¿Que la muestra de n=1, es decir yo, es muy pequeña?, mire usted, pues por lo menos  alcanza  un número entero, porque en cambio al número de pruebas de COVID-19 por cada mil habitantes en  este país, aún le cuelga. 

      ¿Que dicen los de The Lancet que ya se sabía?  Pues, caray, primera noticia…

    Mientras tanto yo disfruto mi detox involuntario.

    Claro, que está el tema de las covariables, y quién sabe, tal vez haya que controlar por el número de oficios e informes académico- administrativos elaborados al  día, que en el caso en cuestión, en este periodo, es de cero y antes de la pandemia ocupaba hasta el 30% de mi jornada laboral… En materia de gastritis, ¿Oficio mata pandemia?… Eso sí me lo publicarían en The Lancet.

  • La pandemia y el precio de la carne: el problema del taco de cabeza

    21 de abril de 2020.

    Lev Jardón Barbolla

    Es martes y fui al tianguis. Siempre voy a hora temprana, para  poder hacer el mandado más rápido y poder escoger con calma la verdura y la fruta. En estos días, semanas, es además el único momento en que la sana distancia anti COVID-19 se puede establecer realmente, más allá del plástico transparente que rodea a todos los puestos.

    Este martes en particular el apocalipsis de asomaba en la ausencia de muchos de los puestos de frutas y verduras. Los precios, carísimos. Las explicaciones iban desde quien afirmaba la falta de producción hortícola, hasta quien hablaba de que los camioneros no quieren entrar a la central de abasto porque ahora ya se vio que sí es zona de  alto contagio. Todas coincidían en algo: muchas bodegas cerradas y precios tan altos que hacían incosteable a much@s puester@s intentar vender lo poco que podrían comprar.

    Al salir del mercado pase por la carne. El Pollo daba su cátedra de siempre detrás del mostrador mientras cortaba unos bisteces de una parte de la res que en la nomenclatura de nuestro realismo mágico, es llamada “lagarto”. Así que un Pollo fileteaba  una res y despachaba lagarto…

    El Pollo explicaba: «La carne está subiendo por un problema del confinamiento. La gente está saliendo menos en las noches y por eso la cabeza de res de esta vendiendo mucho menos». Explicaba luego, con ayuda de su chalán, que una cabeza de res completa, se puede vender en tiempo normal en hasta poco más de mil pesos. Dependiendo del tipo de vaca, de una cabeza pueden salir 8 o 9 kilos de carne, ya con la lengua…”

    Ahora, con el quédate en tu casa, la gente no está yendo a comer tacos de cabeza -y qué bueno, porque hay que cuidarse-, pero entonces casi no se está vendiendo la cabeza. Y el problema es que la cabeza de también comió pasto y hubo que cuidarla, aunque ahorita se este hasta tirando a la basura. Y entonces, como la vaca se paga completa, pues eso que no se vendió en la cabeza, se está cobrando en el resto de la carne. Mire Profesor, porque además no es nomás la cabeza, con las tripas y el suadero está pasando igual, era carne que salía sobre todo para taquerías»… De modo que según el Pollo por el eso ha subido la carne…

    Yo me va quedé pensando en la economía política y el tiempo de trabajo socialmente necesario, sospechando que en realidad es una justificación para cobrar 6 u 8 pesos más por cada kilo de carne. En eso, como para atajar mis pensamientos, el Pollo soltó su conclusión:

    «Este asunto no lo resuelve el mercado. Porque la vaca viene con todo y aunque se maten menos vacas todas van a traer carne que no se está consumiendo ahorita. Porque mire, hasta hoy, el único lugar donde se ha demostrado que puede haber bueyes sin cabeza y sin corazón, es en el gobierno…»

    ¿Será?

  • Crónica del mandado

    Lev Jardón Barbolla

    7 de abril de 2020.

    IMG_20200715_192015_633Fui al mercado y a comprar la carne. Ir por la carne es una oportunidad única para ilustrarse en materias aparentemente disímbolas. «El Pollo», como es conocido en la Colonia Santa Úrsula quien paradójicamente se dedica a rebanar res y cerdo, siempre tiene  plática interesante y plantea problemas que uno no imaginas que existen.

    Por ejemplo, hoy martes de semana Santa, ante las múltiples pedidos de carne de cerdo, respondía apenado y concierta angustia “nada de cerdo Doñita, no hubo matanza». Después, en el guiño didáctico que tiene conmigo cada tanto, volteó a verme y  explicó: «Pues sí Profesor, es que como se atraviesan los días de semana Santa, los rastros no trabajan y a mi me gusta vender carne que sólo congelo 48 horas para matar los bichos y ya luego luego a venderla, ni modo de llenar mi congelador, si de por sí es chico”. 

    Por supuesto yo pregunté por qué  no trabajan los rastros, si los días santos son hasta pasado mañana… Y El Pollo volvió sobre su conocimiento socio-teológico del cerdo: «es que los rastros saben que no se vende mucho cerdo en jueves y viernes santos, y entonces mejor les estos dan los días a los trabajadores. Mire Profesor, la gente que me pide costilla con falda es para cocinarla ahorita, la que pide la falda sola, la va a congelar para hacer  pozole pal domingo. Y mire usted que curioso, los meros días de la semana mayor, es cuando los rastros empiezan de nuevo la matanza de puercos…» 

    Yo apuré a guardar mis bisteces (de res, claro) para desalojar el local y dar paso a la siguiente clienta y cuidar la distancia de la COVID-19. Mientras, El Pollo contestaba a otra señora: «Cecina enchilada, hasta el sábado de gloria»…

  • Destrucción de los cuerpos en el capitalismo.

    Las actuales practicas que obligan a la gente a destruir sus cuerpos, en un caso para poder vivir, y en el otro para poder sentirse vivos a través del goce hedonista de esculpir el propio cuerpo, son en realidad, dos polos del mismo problema llamado capitalismo, ellos muestran como este sistema destruye los cuerpos humanos y de forma mas refinada -si usamos los conceptos de Bourdieu-, ambos casos son un mismo problema de la incorporación del capitalismo en el habitus de la gente.

    Por ejemplo, las porteadoras de Melilla en Marruecos, quienes literalmente destruyen su cuerpo cargando diariamente pacas de ropa usada de 60 kilogramos, para con ello, conseguir un sueldo con el que puedan retrasar la desnutrición y el agotamiento diario, hasta que algún día sus cuerpos no resisten mas el cansancio y mueren.

    Por otro lado, tenemos un cumulo de practicas burguesas que se obsesionan con la búsqueda de la auto-representación de un cuerpo perfecto, a estas se les ha llamado el trastorno obsesivo compulsivo de la Vigorexia, un concepto creado por el Dr. Harrison Pope, que fue nombrado en sus inicios como “anorexia inversa”, hoy denominado “complejo de Adonis” “Dismorfia muscular”, este es descrito como un trastorno que se caracteriza por la distorsión de la imagen propia y la obsesiva búsqueda del cuerpo “esfinge”, al rededor del cual se construye un halo de creencias y practicas mediante las cuales el «cuerpo delgado, musculoso y ágil es perfecto», el vigorexico cae en un circulo vicioso para mantener un cuidado eterno que haga a la estética lograda con ejercicios extremos algo perdurable y eterno; naturalmente las gentes que consumen y reproducen las practicas vigorexicas, no tienen la suficiente capacidad de análisis o de auto critica, como para observar que esta es una consecuencia de la cultura de masas, las pobres conciencias burguesas que sucumben al discurso capitalista que promueve objetos de consumo y vende emblemas identificatorios, mismos que inciden en la construcción de la masculinidad y feminidad, al tiempo que trasmiten modalidades acerca del amor, el cuerpo, el deseo y del goce; en consecuencia, lo estético prevalece sobre la conciencia, es así como la iconografía del cuerpo que más se acerca al Idílico es festejada y reconocida como «aquello mas deseable que activa nuestra fuerza de la libido con solo observarlo».

    En un mundo que operé bajo esa lógica, la forma de establecer relaciones interpersonales con los individuos no la da importancia a la preparación profesional de la gente, sus reflexiones o sus buenas o malas intenciones para con los demás, solo importa que sus cuerpos seam tan «suculentos» como el mejor banquete; en esa forma de pensar es posible observar la educación que hemos absorbido lentamente en fabrica de neo mitología (Holliwood) ¿que clase de ,mundo hemos creado, en el que la gente se preocupa mas por pagar la mensualidad de un buen gimnasio que por conseguirse los libros con los que obtendrá el criterio necesario para su educación? ¿deberíamos preocuparnos mas por los vigorexicos que eligen pagar grandes sumas de dinero por el suicidio, que por aquellos cuerpos sobre explotados en trabajos inhumanos como los de las porteadoras de Melila?, por que el desorden psicológico de la vigorexia sirve solo para calificar a los burgueses? y ¿por que nadie escribe sobre la vigorexia a la que los desposeídos deben abrazar de forma obligatoria?

    (Reflexiones llenas de culpa de un burgués cuarentón en cuarentena, quien intentaba reconstruir la historia de su actual obesidad)

    David Arrela

  • Canción de Carlos Mejía para los padres de los 43 de Ayozinapa

    Ayotzinapa. Foto del compa Fidel Báez
    Ayotzinapa. Foto del compa Fidel Báez

    Carlos Mejía, cantautor histórico de la revolución popular sandinista de los 80, le ha escrito esta canción –inédita- para las madres y familiares de los 43 de Ayotzinapa.

    Pidió que se les hiciera llegar: “mi rola solidaria con las madres de Ayotzinapa, con un abrazo especial para ellas con toda mi devoción y respeto”.

    La canción ya está en manos de las familias. Pero aquí la comparto, para que también la disfruten, reproduzcan, reenvíen, compartan y sientas por dentro como parte de la solidaridad internacionalista, aún desde esta Nicaragua, hoy golpeada.

    ¡Porque vivos se los llevaron vivos los queremos!

    ¡Fue el Estado!

  • Carta a Miguel Ángel Mancera sobre la desaparición forzada de Marco Antonio Sánchez Flores

    Sr. Miguel Ángel Mancera,

    por medio de la presente quiero expresar mi indignación ante su actuar sobre el caso de desaparición forzada de Marco Antonio Sánchez Flores.

    En la ciudad de México desde hace muchos años, sino es que desde siempre o por lo menos desde hace 50 años se ha criminalizado a la juventud. La juventud siempre se le llama el futuro de México, pero son tan solo consignas y palabras que en los hechos el ser joven en México es un crimen, un crimen parecido a una enfermedad. Tal vez sea una enfermedad curable, si uno sobrevive a los representantes del Estado y de la autoridad y después de algún tiempo se deja la juventud.
    Con esto refiero a las tantas veces que he yo he sido extorsionado y maltratado por las fuerzas de seguridad pública, por el simple hecho de ser joven.

    En mi vida me han encañonado 7 veces (en la ciudad de México) y de esas 7 una ha sido para secuestrarme, las otras 6 han sido las fuerzas del orden. Hasta aquí se diría que por algo a de ser, y la respuesta es sí, por algo fue y eso fue por ser joven y escuchar a un amigo tocar la guitarra en Coyoacán; por ser joven y regresar a unos amigos a su casa en la noche después de pasar unas vacaciones en la playa; sí por ser joven y estar platicando en la plaza con una amigo sobre la vida y el universo, sí, por ser joven y traer el pelo largo, cosa que también me lleve no solo las pistola en la cabeza sino mote de homosexual; sí por ser joven y recoger junto con mi madre a mi hermana menor de una fiesta de quince años y acusandome de haber secuestrado a mi madre; sí, por ser joven y luchar por una educación pública y gratuita y pegar un par de carteles en un poste. Sí, por algo a de ser…por ser joven.

    Tal vez ahora ya deje la enfermedad de ser joven, tal vez ya estoy curado, tal vez. Pero lo más indignante es que han pasado años y la criminalización a la juventud no para, basta ver como en su administración a apresado a jóvenes inocentes que protestaban y exigían la presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa (uno de tantos ejemplos).

    Es indignante que usted no sale a reconocer que lo sucedido a Marco Antonio Sánchez Flores fue una falta dentro de su administración y una falta grave, pues es una falta de desaparición forzada, de tortura y de abuso de autoridad. Sin embargo, usted sale a dar la cara a defender su administración y no a buscar soluciones en lo inmediato para resolver el problema de la desaparición forzada de Marco Antonio Sánchez Flores.

    Con la desaparición forzada, la tortura, el daño físico y sicológico a Marco Antonio Sánchez Flores usted muestra su ineptitud como gobernante, pues parece que nunca se percato del continuo abuso de autoridad contra los jóvenes que existen el la ciudad de México y en México. Muestra su desinterés hacia los hijos de los ciudadanos que lo eligieron hace ya seis años, pues este no es un problema nuevo, es un problema que ya lleva por lo menos 50 años (recuerde porque comenzó el movimiento estudiantil de 1968).

    Puede que a usted eso ya le tenga sin cuidado, pues usted ya va de salida, pero su actitud es autoritaria y usted abusa del poder, pues no lo ha usado para el bienestar de los ciudadanos y menos para el bienestar de los jóvenes. Sin embargo le escribo, pues siento una necesidad de expresar mi rabia infinita contra usted y las autoridades de la ciudad de México y de México, pues no han parado de abusar del poder.

    Atentamente
    G. Alfredo Ramírez Ogando

    P.D. Recordando el terremoto del 19 de septiembre, me parece una farsa que la reconstrucción se haga otorgando créditos a los damnificados,  pues nuevamente se inserta todo el la lógica de explotar a la víctima. Ahora no solo perdieron su vivienda, sino que estarán atados a pagar los intereses.  Esa no es la forma de ayudar a alguien que lo ha perdido todo y más cínicamente  usted se los da con una sonrisa y dándose palmaditas en la espalda de lo solidario que ustedes son (pues es toda su clase política).

     

     

  • ¡El otro soy yo!

    sismo_2017El 7 de septiembre del 2017 al rededor de las 11 de la noche al suroeste de México en el océano Pacífico, las placas tectónicas se reacomodarón. Con este reacomodo retumbó la tierra con más de 8 grados en la escala de Richter en el sur y centro de México, dejando millones de personas sin hogar en el estado de Oaxaca y Chiapas. En ese momento como hace 32 años la sociedad civil se solidarizo y comenzó desde un principio a mandar ayuda a las comunidades afectadas. Llegaron miles de voluntarios a ayudar, se juntaron víveres para la población de Oaxaca y Chiapas. Se abrieron cuentas de banco para recolectar donaciones para la reconstrucción de viviendas.

    En eso estaba México cuando retembló, un temblor a 120km al sur de la Ciudad de México. Un temblor el cual derrumbo decenas de edificios, matando según las cifras oficiales a 369 personas (probablemente fueron más), daño más de 700 edificios y dejando sin hogar a miles de habitantes ahora en el centro de México.

    Un temblor, como todos inesperado y sin embargo, pareció la repetición de hace 32 años, pues dos horas antes se realizó el simulacro conmemorativo del terremoto del 19 de septiembre de 1985. En 1985 se cayeron cientos de edificios y murieron más de 10 mil personas.

    Ese 19 de septiembre del 1985 lo tenemos muy gravado en la memoria los habitantes del Monstruo (Ciudad de México), el recuerdo nos trae una infinita tristeza, pero también el recuerdo de la infinita solidaridad del pueblo con el pueblo. La sociedad civil organizada para salvarse a si misma. Aquellos días de septiembre de 1985, ante la parálisis del Estado y sus instituciones los habitantes de la Ciudad de México comenzaron a rescatarse ellos solos. No necesitaron autoridad, ni Estado, era claro que nadie los iba a ayudar entonces se ayudaron a ellos mismos en solidaridad con el otro, pues cada uno de los habitantes les quedo claro que «el otro soy yo».

    Y de nuevo tembló un 19 de septiembre pero ahora del 2017.

    Apenas se había terminado el temblor y nuevamente como hace 32 años, los habitantes de la Ciudad de México corrieron a las ruinas de los edificios derrumbados a rescatar a la gente que quedo atrapada, a rescatarse a si mismos, nuevamente.

    No esperaron que llegar los equipos de auxilio, no esperaron que se dictara el plan de emergencia desde el Estado, ellos ya estaban en los lugares de emergencia. Nuevamente estaban movilizados y nuevamente, como hace 32 años, como hacia tan solo unas semanas, la solidaridad hizo retumbar de nuevo a México.

    Millones de gentes salieron a las calles de la ciudades del centro del país a ayudar como fuera. Comenzaron a organizarse en brigadas, cada quien con sus capacidades. Los albañiles fueron de los primeros en llegar con sus herramientas. Estas fueron las primeras herramientas para el salvamento. Quienes saben cocinar organizaron cocinas populares, quien pudo aportar equipo lo aporto. Muchas mujeres estuvieron en la primera linea ayudando, cargando, repartiendo al tu por tu con los hombres. Los estudiantes organizaron gigantescos centros de acopio, donde se organizaron brigadas para repartir lo donado a las zonas afectadas en la ciudad de México y a los estados del centro y sur del país. Supimos de que arqueólogos impartieron cursos express del uso de herramientas y de escavación. Supimos de arquitectos e ingenieros que revisaban los daños en todo edificio que se les pidiera. Supimos de médicos y psicólogos que salieron a dar consulta a la calle, todo esto sin pedir nada a cambio.

    Después llegaron los rescatistas profesionales tanto por parte del Estado como voluntarios. Sin embargo, el pueblo ya estaba organizado. Muchas veces hubo choques con las autoridades, pues en algunos casos no permitieron continuar con el salvamento (queremos creer que por la seguridad de los rescatistas) en algunos edificios derrumbados y muchas otras se integraron brigadas de salvamento del Estado y de la sociedad civil.

    El 19 de septiembre del 2017 tubo un temblor aún fuerte que fue un terremoto de solidaridad. Fue una nueva muestra que el pueblo se puede organizar y salvarse a si mismo. Una muestra que en México y el mundo, a pesar del Estado, a pesar del narcotráfico, a pesar de la guerra, la mayoría de la población tiene claro que: ¡El otro soy yo!

    Ahora ya pasada la emergencia el gobierno mexicano propuso reconstruir las casas con créditos para los afectados.

    ¡Con créditos!…¿qué se creen? El Estado le da millones de euros a los banco, a empresas privadas generando deuda pública para que estas empresas no quiebren, cuando estas empresas especularon con su capital y perdieron. Pero los bancos no pueden quebrar, los bancos no pueden perder, dice el Estado, pero ¿el pueblo?…el pueblo debe estar agradecido que en la catástrofe el Estado y los bancos otorguen créditos, que se endeude para reconstruir su casa perdida. La iniciativa privada se frotaron las manos pues con la reconstrucción ellos vuelven a ser los ganadores de la catástrofe nuevamente con la ayuda del Estado. Al final nuevamente el terremoto saca a la luz para quien gobiernan los políticos.

    Y sin embargo y a pesar del gobierno, el Estado, los bancos, el capitalismo hay esperanza. Pues la solidaridad continua y el pueblo, la sociedad civil reaprendió nuevamente a salvarse a si mismo, pues:

    ¡El otro soy yo!

    ¡El otro soy nosotros!

    Tierra, agua y Libertad

    Para la Oficina de  Oficina de inforamción Nicaragua Wuppetal:

    alf-redo-Ik…mil puertas-viento…

    P.D. ¿Dónde están nuestros compañeros de Ayotzinapa?