El cielo es de agua…

-El cielo es de agua.

Pues sí, así afirmó un día soleado Mafalda y señalaba el cielo azul. Yo con una sonrisa le dije que el cielo no era agua, pero ella repitió su afirmación:

-El cielo es de agua.

Pantin, Galicia.
Pantin, Galicia.

Al principio fue todo relativamente sencillo, pues no quería entrar en detalles y le dije que en el cielo había aire pero no agua. Pero no, la afirmación era contundente:

-El cielo es de agua.

Me vi forzado a desempolvar un poco mi memoria y buscar datos que ayudaran a mi explicación. Fue así que recite los datos que recordaba de mis clases de física y astronomía. Le expliqué de manera muy sencilla  que en la atmósfera lo que hay es aire que son gases que son partículas pequeñitas.

Pero mi explicación no le pareció lo suficiente y re insistió:

-El cielo es de agua.

Yo al ver que no la convencía le lancé la pregunta que yo tanto temía cuando Mafalda la hacía:

-¿Por qué es el cielo de agua?

Ella me respondió casi extrañada: – Pues porque es azul y el agua es azul.

A lo que me vi forzado a buscar argumentos, excavando aún más en mis recuerdos para encontrar los datos. Fue así que le conté que el color del cielo es el resultado de la luz del sol dispersándose por las partículas en la atmósfera superior. El cielo se ve azul ya que la onda de luz del sol al entrar en la atmósfera chocan contra las partículas del aire, que son gases, y se dispersan en todas las direcciones. Al tener la luz azul  una onda más corta choca más fácilmente con las partículas de la atmósfera, mientras las otras ondas evaden el choque por ser más largas. Por esta razón  la onda azul  se dispersan más fácilmente en las partículas de aire y es por eso que vemos el cielo de color azul. Le expliqué que era algo parecido a lo que pasaba cuando la luz blanca choca con una pared roja y las luz roja era la que era reflejada y las otras no. También le explique que el agua se ve azul pues es como un espejo que refleja al cielo azul.

Pero ella movió la cabeza negando y me repitió:

-El cielo es de agua, porque es azul como el agua y además sino como explica uno que cuando llueve cae agua del cielo.

Me vi forzado a volver a mis datos y contarle que nuestra atmósfera está formada por gases y el agua se encuentra en forma de nubes, es decir de forma gaseosa en el cielo y cuando llueve cambia a la forma liquida y cae a la tierra.

Poniendo cara de paciencia como cuando se habla con alguien que no entiende,  Mafalda me siguió explicando:

-Mira que sí, que cuando llueve es que el agua cae a la tierra, pero no siempre cae a la tierra otras veces se cae para arriba y cuando no hay nubes podemos ver clarito que el cielo es de agua, pues se ve azul y está allá arriba el agua.

Con una sonrisa le dije que no era así, que arriba de nuestra atmósfera se encuentra el espacio exterior y que allí hay muy pocos gases, es más, hubo un tiempo que se consideraba vacío y se le llamaba éter. Sin embargo, ahora sabemos que no está del todo vacío, que está compuesto de radiación electromagnética, partículas cósmicas, neutrinos sin masa y lo que se le ha denominado como materia oscura y si es el caso que haya hidrógeno no necesariamente hay agua.

Note que mis datos y explicaciones no llegaban a convencerla pues después de un rato volvió a afirmar:

-El cielo es de agua. Mira que el cielo es de agua pues es azul y es por eso que llueve y cae agua del cielo y esta está allá arriba en el cielo y hay veces que llueve para abajo y otras para arriba que es cuando se evapora el agua, pues es lo que he observado.

Ante la negativa de dejarse convencer le dije que eso era falso. Ella volteó y me dijo:

-Mira que ya te explique yo, que es lo que he observado y tu no entiendes.

Yo le dije que era ella la que no entendía que el cielo no es de agua.

A lo que contestó:

– Demuéstralo.

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