El dos de octubre del 1968 no se olvida y por eso agrego esto al blog:
A mi padre no le gustaban las olimpiadas cuando yo era niño. Yo nunca le pregunte porque, pero aprendiendo y escuchando su historia he comprendido el porque. El perdió compañeros durante el movimiento del 1968 y en el dos de octubre y diez días después se inauguraba las olimpiadas en México, tanta alegría en el estadio de Ciudad Universitaria como si diez días antes no hubiera habido tanta sangre y muerte contra los estudiantes.
Hoy recuerdo a todos:
¡2 de octubre no se olvida!
alf-redo-Ik…mil-puertas-Viento…